jueves, 27 de mayo de 2010

El Bicentenario, un ruego y un compromiso

El Bicentenario, un ruego y un compromiso


El tedeum celebrado en la Basílica de San Francisco, Mendoza, fue escenario del encuentro entre el vicepresidente, Julio Cobos, y el gobernador Celso Jaque.


Mendoza, 25 May. 10 (AICA).- El arzobispo de Mendoza, monseñor José María Arancibia, presidió el Te Deum por la fiesta religiosa del 25 de Mayo en la basílica San Francisco, donde ante autoridades provinciales y nacionales invitó a “todos a mirar y vivir esta conmemoración con un corazón grande”, y, pese a reconocer que “las preocupaciones importantes sobre la familia y sobre el país, impidan disponer el espíritu para compartir la fiesta”, consideró que si “dejamos que se nos dilate el corazón, se renuevan los motivos de esperanza”.

“Un corazón grande, además, mira con amplitud el pasado y el futuro. Celebrar dos siglos de patria significa reconocer toda la historia precedente en América. Muchos pueblos originarios que poblaron el actual territorio argentino, necesitan ser nombrados y valorados, por el aporte de su experiencia y cultura. Más aún, su encuentro con los colonizadores, sigue siendo objeto de revisión, con sus aciertos y errores, de manera que es todavía una lección de vida y una deuda por saldar”, aseguró.

Tras señalar que “algo semejante se debe decir de la época hispánica, que nadie debe ignorar, ni mucho menos detestar, por considerarse patriota. Respecto al futuro es una responsabilidad grande preverlo y prepararlo”, estimó que “pensar y vivir el bicentenario, compromete a ciudadanos y gobernantes en la búsqueda -precisamente desde una supuesta madurez centenaria- del bienestar integral de todo el pueblo, edificado sobre las sólidas bases de la verdad, la justicia y la equidad, la reconciliación, la solidaridad, que son imprescindibles para una auténtica convivencia en paz y amor”.

El prelado mendocino convocó a celebrar el Bicentenario desde la fe religiosa, al asegurar que el Te Deum “puede inspirar sanos sentimientos de acción de gracias y de serena confianza, como el compromiso de conducta frente a Dios y al pueblo”, y aseguró que “la Palabra de Dios echa luz sobre el deseo de libertad y de riqueza”.

“No hemos esperado hasta esta ocasión para rezar por la Patria. Hace tiempo que venimos rogando a Dios por esta intención; confiando siempre que Él afianzará el propósito responsable de trabajar por el bienestar de todos. Desde hace más de un año, la Iglesia invita a dar al Bicentenario el sentido de una búsqueda comprometedora de justicia y solidaridad. En muchas fiestas de pueblos, barrios y ciudades, vamos pidiendo estos valores que son deseados y añorados, pero puestas en práctica con dificultad”, recordó, al considerar que “en un tiempo de fuertes confrontaciones, no hace bien fomentarlas, sino impulsar el interés compartido por luchar juntos por esos valores”.

“En esta celebración religiosa, seguiremos elevando nuestra acción de gracias e insistentes súplicas por el pueblo argentino. Confiamos que Dios escucha a sus hijos porque los ama, y orienta hacia Él sus corazones para llevarlos por el buen camino”, subrayó.

Por último, monseñor Arancibia repitió la breve súplica que elevó en la Bendición de los Frutos, al comenzar la Vendimia de este año, en la que se rezaba así a la Virgen de la Carrodilla:

“María Santísima atiende de nuevo esta súplica filial y llena de esperanza:
- te hemos confiado la Patria, ayúdanos a edificarla como buenos ciudadanos y gobernantes.
- necesitamos líderes capaces, honestos y con espíritu de servicio
- no podemos olvidarnos de los pobres y de quienes sufren en su cuerpo y en su ánimo
- muchas familias y muchos jóvenes precisan ser alentados, educados, y sostenidos
- consíguenos de Dios los valores representados en la tierra buena y la roca sólida, sobre los cuales edificar nuestra amada Nación”.



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