viernes, 31 de diciembre de 2010

Hay que hacer algo por la reconciliación de los argentinos

Hay que hacer algo por la reconciliación de los argentinos


La Plata (Buenos Aires), 30 Dic. 10 (AICA).- El obispo auxiliar de La Plata, monseñor Antonio Marino, recordó que la Navidad del Señor es “una fiesta de luz en medio de la oscuridad del mundo”, pero también es “la fiesta de la vida”, al subrayar que “toda vida pertenece a Dios, y por eso es sagrada e inviolable”.

Tras señalar que “secundando una iniciativa del papa Benedicto XVI, la Iglesia en nuestra patria se prepara para vivir un Año de la Vida”, indicó que durante ese período se buscará subrayar la “verdad esencial del respeto irrestricto por la vida humana, desde su concepción hasta su término natural”.

“Nos interesa cuidar la vida en todas sus etapas, pero especialmente en las situaciones de mayor riesgo y fragilidad. Nos preocupa la mentalidad que se difunde en los medios de comunicación social, que pretende desconocer la dignidad del niño por nacer, y el estatuto antropológico y jurídico del embrión humano”, subrayó.

El prelado aclaró, sin embargo, que “no se trata de optar por una vida en contra de la otra, sino de volvernos creativos para hacer frente con dignidad a los problemas que puede suscitar un embarazo no deseado. Se trata de respetar el primero de todos los derechos, que es el derecho a la vida, fundamento de los otros derechos. Por todo eso, debemos orar, informarnos y comprometernos”.

Monseñor Marino convocó, además, a hacer algo por “la necesaria y siempre postergada reconciliación de los argentinos”, y lamentó que “la palabra ‘reconciliación’ suene en algunos oídos como reclamo de impunidad respecto de hechos del pasado”.

Puntualizó que “no se trata de lograr impunidad, sino de tender a una justicia verdadera en la superación del odio y del deseo de venganza, y de un recuerdo sesgado y unilateral”, y advirtió que “vivir con afán de venganza, tergiversa la historia y nos paraliza para mirar hacia el futuro”.

El obispo auxiliar reconoció que “mirar los noticieros televisivos de estos últimos días ha resultado una tarea deprimente. Los acontecimientos de ocupación de espacios públicos en Villa Soldati y en muchos otros puntos del país y de nuestra provincia; el paro de trenes y la furia popular de anteayer en la estación Constitución, de la ciudad Buenos Aires, nos muestran una sociedad en estado de crispación continua. La pobreza real de muchos se mezcla con la miseria moral de algunos activistas, profesionales de la agitación y el odio. Los políticos se inculpan mutuamente”.

“Este día debe ser la antítesis de todo esto. La Navidad debe abrirnos a la esperanza de un mundo distinto, renovado precisamente porque nació Jesús, el ‘Príncipe de la paz’, el ‘Señor de la vida’, el ‘Dios con nosotros’, que nos llama a ser sus instrumentos en la construcción de un mundo mejor”, concluyó.



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