martes, 14 de diciembre de 2010

13 de Diciembre de 1828: Dorrego fusilado por los jacobinos y los curas “protoprogresistas”

13 de Diciembre de 1828: Dorrego fusilado por los jacobinos y los curas “protoprogresistas”


En su eximia Historia Argentina, el padre Cayetano Bruno descorre el velo sobre uno de los episodios más trágicos de nuestro pasado, al referirse a los verdaderos culpables del crimen de Navarro.

Transcribe al efecto el informe del cónsul francés Mendeville:

Rivadavia fue el alma de los consejeros secretos; y la pretensión que él tenía de disimular su participación en estos acontecimientos está más que desmentida por sus comunicaciones continuas con los jefes del partido, y sobre todo por el papel que él obligó a seguir al señor Varaigne.

(Agrega el P. Bruno que éste era “un oscuro francés que vivía en la casa de Rivadavia, y que fue su personero en tan desapacible lance”).

“Se considera ahora como indudable que Lavalle, a pesar de todo lo que hizo para atribuirse todo lo odioso del acto, sólo ordenó la muerte de Dorrego cuando ella se había decidido por una junta secreta compuesta por los señores:

Agüero, (Julián Segundo), sacerdote, ex primer ministro de Rivadavia;

Varaigne, portador de las instrucciones de este último;

Valentín Gómez, sacerdote, rector de la Universidad;

El general Martín Rodríguez;

Gregorio Gómez, sacerdote;

Ocampo (Bernardo), sacerdote;

Carril (Salvador María), ex ministro de Finanzas del señor Rivadavia;

El general (Francisco Fernández) Cruz, ministro de Guerra de esa misma época;

Varela (Juan Cruz), periodista, ex jefe de división del ministerio del Interior, bajo Rivadavia;

Gallardo (Tomás Manuel), abogado y periodista;


(Cfr. Historia Argentina, Editorial Don Bosco, Buenos Aires, 1977, p.460)


Después del fusilamiento de Liniers, el odio jacobino no estaba saciado: era preciso también acabar con el católico gobernador de Buenos Aires. Y seguiría después la alianza con el extranjero para derrocar a Rosas, el laicismo, la historia dibujada por los escribas de la secta “Mayo-Caseros”, la traición a Lonardi , los fusilamientos de 1956 y la demencial persecución al pueblo peronista.

El odio jacobino engendró el odio montonero. Así nos fue y así nos va.


ANEXO CATAPÚLTICO
LAS CARTAS DE UN PAR DE MISERABLES

Carta de Juan Cruz Varela a Lavalle, sugiriendo veladamente la necesidad de la ejecución de Dorrego, 12-12-1828 (10 de la noche)

Señor don Juan Lavalle

Mi general:

Después de la sangre que se ha derramado en Navarro, el proceso del que la ha hecho correr, está formado: ésta es la opinión de todos sus amigos de usted; esto será lo que decida de la revolución; sobre todo, si andamos a medias… En fin, usted piense que 200 o más muertos y 500 heridos deben hacer entender a usted cuál es su deber…

Cartas como éstas se rompen, y en circunstancias como las presentes, se dispensan estas confianzas a los que usted sabe que no lo engañan, como su atento amigo y servidor.

Juan C. Varela


Carta de Salvador María del Carril a Lavalle, sugiriendo la necesidad de tomar medidas drásticas contra Dorrego, 12-12-1828

Señor general don Juan Lavalle

Querido general:

(…) Ahora bien, general, prescindamos del corazón en este caso (…)

Así, considere usted la suerte de Dorrego. Mire usted que este país se fatiga 18 años hace, en revoluciones, sin que una sola haya producido un escarmiento (…). En tal caso, la ley es que una revolución es un juego de azar en el que gana hasta la vida de los vencidos cuando se cree necesario disponer de ella. Haciendo la aplicación de este principio de una evidencia práctica, la cuestión me parece de fácil resolución. Si usted, general, la aborda así, a sangre fría, la decide; si no, yo habré importunado a usted; habré escrito inútilmente, y lo que es más sensible, habrá usted perdido la ocasión de cortar la primera cabeza a la hidra, y no cortará usted las restantes; ¿entonces, qué gloria puede recogerse en este campo desolado por estas fieras ?. Nada queda en la República para un hombre de corazón.

Salvador María del Carril


Carta de Del Carril a Lavalle, en el que le aconseja fraguar un proceso, para salvar las apariencias de la ejecución sumaria de Dorrego, 15-12-1828

Señor general don Juan Lavalle

Mi querido general:

(…) Me tomo la libertad de prevenirle, que es conveniente recoja usted un acta del consejo verbal que debe haber precedido a la fusilación. Un instrumento de esta clase, redactado con destreza, será un documento histórico muy importante para su vida póstuma (…). Que lo firmen todos los jefes y que aparezca usted confirmándolo. Debe fundarse en la rebelión de Dorrego con fuerza armada contra la autoridad legítima elegida por el pueblo; en el empleo de los salvajes para ese atentado; en sus depredaciones posteriores…etc., etc.

Salvador María del Carril





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