miércoles, 11 de septiembre de 2013

Día de san-Miento, gran Maestre argentino - María Virginia Olivera de Gristelli

Día de san-Miento, gran Maestre argentino
María Virginia Olivera de Gristelli


"Para saber cómo es un pueblo hay que preguntarle qué ama"
(San Agustín)


Además de recordar el triste episodio de las Torres Gemelas, hoy, en la Argentina -y no sé si en algún país hermano-, se celebra el día del Maestre. No es error de imprenta, no. Por una vocal, solamente, aparece en el calendario escolar oficial, como día del MaestrO, pero seguramente alguien creerá que son sutilezas, y no se atreven a corregirlo, por lo que señalábamos en el artículo anterior (ver: http://infocatolica.com/blog/caritas.php/1309081057-la-apoteosis-de-la-tibieza). Pero como creo en la vigencia de todas las obras de misericordia, me gustaría contribuir a la corrección de algunos falsos supuestos que ya tienen amplia carta de ciudadanía en esta nación que ha sido, por otra parte, tan bendecida por Nuestra Señora. Pido disculpas a los lectores que no son argentinos, pero pienso que este caso puede ser ilustrativo de cómo, viviendo entre mentiras, perdemos el "alimento nutritivo" de la verdad histórica, que siempre hace crecer a todos.

Por ese tipo de condescendencia con lo políticamente correcto que impide rectificar o siquiera revisar algunos hechos y personajes históricos, yo también crecí, como muchos niños de hoy, educada en colegios católicos, y convencida de que Domingo Faustino Sarmiento era algo así como "el abuelito bueno" de Heidi en nuestra pobre patria, y más entrada en la juventud, casi lo veneré como modelo de integridad moral y abnegación. Debo confesar incluso que cuando más adelante me topé con la verdad, leí sus cartas, y me interioricé un poco más seriamente en nuestra historia, tuve que hacer no poca violencia a mis "sentimientos", pues la formación liberal que había recibido supo jugar muy bien con esa parte ciega de nuestra estructura espiritual. Y es la que a veces opone grandes resistencias a la verdad, cuando está desordenada, siendo como quien dice "un mono con navaja", que no advierte el daño que puede hacerse y hacer a otros...

Pero volvamos al supuesto prócer, en cuyo honor miles de niños argentinos entonan el Himno que repite en su estribillo "Gloria y honor, honra sin par... padre del aula, Sarmiento inmortal!".

Quisiera, pues, compartir con los lectores que no lo conocen, una síntesis bastante elocuente de su pensamiento, que hemos entregado alguna vez a docentes de nuestra hija, para fundamentar la negativa de que se le enseñe a honrar a ese señor como si fuese un modelo.

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